Seres Enraizados (cap.1:Intro)



Miro al cielo todos los días al despertar, y me quedo mirándolo hasta que toma su color más azul. En ese momento miro a mi alrededor. Veo a los de siempre, pasando de mano en mano objetos de todo tipo, el trajín habitual de una sociedad que ha crecido enraizada al lugar donde nace. 

Es la hora de desayunar, me llega el primer plato con, una pera, un pedazo de pan y dos vasos vacíos. Aporto mi parte, lleno el vaso con agua de un manantial de agua caliente que tengo a mi vera y le hecho unas hojitas de menta de una hermosa planta que tengo detrás mía. Paso el plato a mi vecino. Repito esta tarea 15 veces más, con 15 platos. Una vez terminado con el último, espero que llegue mi plato con el desayuno completo. 

Llega, en el plato ahora hay: una macedonia con pera, naranja y mango, una tostada con mantequilla y mermelada de naranja, la infusión de menta y un café con leche. Esperamos a que todos tengan su plato de desayuno para comenzar. Yo espero un poco más, cuando veo que todos están concentrados en su desayuno, cojo el café con leche y lo tiro al agujerito por donde desaparece el agua del manantial. En ese momento, y durante todos los días conscientes de mi vida, me he preguntado a donde irían a parar todos los cafés con leches que por allí tiraba.

A veces imagino que ese agujero conecta con otro manantial, en otro lugar, al lado de otra persona enraizada, y que justo a estas horas se toma un café con leche, aguado. Imagino como viviría, que cosas estarían al alcance de su mano y de ahí deduzco cuales serían sus actividades diarias. Imagino, que como yo, su actividad innata es la de contar cuentos, como quiero hacer yo cuando se retire el actual Narrador de mi comunidad de 15. 

En mi cabeza escribo los relatos que mí alter ego relata en su comunidad, mucho más divertidos e imaginativos que los de nuestro actual contador de cuentos, que los saca todos de los libros que hay en nuestra estantería comunitaria, y que se aprendió de memoria; porque esa es en realidad su actividad innata, la de aprenderse las cosas de memoria. ¿Para qué quiero que me lean los cuentos que yo mismo puedo leer?... De momento me tengo que conformar con realizar las tareas, que las cosas que tengo a mi alrededor, me permiten hacer por mi comunidad. Estas son:

-Manantial de agua caliente: Surtir de agua para infusiones, comidas, baños y lavados de ropa.
-Arbusto de menta: surtir de condimento para comidas e infusiones.
-Pequeña cajonera: Guardar, organizar y administrar las herramientas y materiales de mi vecino costurero, que es el que tiene la máquina de coser.

Y así es como paso mis días, haciendo infusiones de menta, llenando recipientes de agua caliente y asistiendo al costurero de la comunidad, del que se supone algún día heredaré la máquina de coser. Se supone que debería ser feliz con esto, todos son felices con lo que les ha tocado. Pero yo no, yo quiero escribir historias y narrarlas a mi comunidad. Nadie sabe que pienso así, todos piensan que soy muy despistado y punto, nadie se para a pensar que igual no soy feliz con mi vida. Les miro fijamente y me pregunto si a ellos no les pasará lo mismo que a mí. Quizás debería solo preguntarlo.

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